En el mercado internacional -y España no es una excepción- se ha extendido la percepción de que, tras la pandemia provocada por el COVID-19, los fondos de venture capital y los business angels han venido “aceptando” valoraciones pre-money muy elevadas de las startups en las fases semilla (seed) y primeras rondas.

Según los principales directorios, la inestabilidad de los mercados, el alza de los tipos de interés, la inflación, un mayor rigor y nuevas exigencias y requisitos en la inversión han tenido como consecuencia una desaceleración en las operaciones de venture capital, desde los $221.400 millones captados en 2021 hasta los $162.500 millones alcanzados en el tercer trimestre de 2022.

Sin embargo, según datos de Preqin, los fondos de Venture Capital tienen en todo el mundo en torno a $530.800 millones -EUR500.000 millones- disponibles para invertir en proyectos que encajen con sus tesis de inversión. Esto pone de manifiesto que, como consecuencia de la liquidez disponible, la corrección de las valoraciones (pese a que en España éstas estén resultando menos agresivas que en el resto de Europa y EEUU) y la bajada de los tickets de entrada, el ejercicio 2023 puede resultar un buen año para el tráfico de la inversión y la consecución de rentabilidades.

Socios fundadores y equipos gestores tendrán que manejar estas variables y madurar sus proyectos para captar mayores compromisos de inversión de los corporates y salir favorecidos de estos nuevos parámetros de inversión más ajustados y exigentes.

En este sentido, para levantar nuevo capital, los emprendedores deberán prestar especial atención a la estructuración del proceso de fundraising , con el fin de no incurrir en el cierre de rondas a valoraciones inferiores a las anteriores (down-round) que puedan activar mecanismos de antidilución previstos en los respectivos acuerdos parasociales.

Así, con la vista puesta en hacer atractivos y escalables sus negocios en este nuevo escenario, los emprendedores deberán tener bien preparado y estructurado el contenido y escaparate de su startup. Esto implicará, entre otras cuestiones, tener protegida la tecnología, contar con un business plan real con métricas alcanzables, un investor deck completo y ajustado y un one pager opcional que recoja el resumen ejecutivo del proyecto. Asimismo, deberán contar con los medios necesarios para poder responder favorablemente a un investor Q&A, superar un proceso de due diligence, demostrar unos units economics rentables, así como disponer de un cap table y un pacto de socios bien construidos desde el inicio.

Para ir a por una nueva ronda y acudir a corporates, los emprendedores deberán analizar las tesis de inversión de los fondos de Venture Capital y determinar cuál puede encajar mejor con su idea de negocio o filosofía de empresa, ya que no siempre es positivo conseguir una mayor valoración o captar más inversión a cualquier coste. Ahora que el capital será más exigente, el deck habrá que presentarlo a inversores que tengan intereses alineados a los del emprendedor, lo que favorecerá la convivencia entre socios fundadores e inversores en el desarrollo del negocio, permitiendo una gestión flexible y cómoda de la compañía.

A su vez, los corporates explorarán valoraciones ajustadas y no forzadas, así como proyectos estructurados y equipos gestores con experiencia y ambición que prioricen prolongar la vida de la startup y la rentabilidad de esta por encima de sus intereses personales.

Pablo Martínez Campos | Asociado mercantil y societario.

Artículo publicado en The Legal Industry Reviews.

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