El desarrollo de una legaltech, como comentábamos en otro post, funciona de acuerdo al siguiente proceso:

  • Analiza un área del derecho y el funcionamiento de su aplicación práctica
  • Disecciona los distintos procesos existentes
  • Identifica fallos, ineficiencias, irregularidades
  • Busca distintas soluciones a través de la tecnología
  • Diseña la solución: traducción del lenguaje jurídico a la programación
  • La ejecuta
  • La comercializa

 

Un factor decisivo: la legalidad de la herramienta

Si bien estos 7 puntos son la espina dorsal del funcionamiento de la legaltech, existe otro factor que será decisivo para el éxito de la herramienta desarrollada: su validez jurídica.

Así, a muchas veces nos encontramos modelos de negocio o plataformas que son declarados antijurídicos o tienen problemas con legislación sectorial, al menos conforme a la versión inicial de los mismos:

–       Nuevo modelo de arrendar inmuebles (Airbnb)

–       Nuevo modelo de transporte de personas (Uber, Blablacar, Cabify)

–       Nuevo modelo de deliveries– repartos- (Deliveroo, Glovo)

–       Nuevo modelo de moneda y transacciones monetarias (Bitcoin, Ethereum, etc.)

El problema de desarrollar herramientas en este tipo de sectores es que, por un lado, todo el mundo puede entender el funcionamiento y las funcionalidades de estas herramientas y, de otro lado y en conexión con lo anterior, la competencia es enorme.

La existencia de tantos competidores radica en el hecho de que estos modelos de negocio, por lo general, pueden trasladarse a otros ordenamientos jurídicos en cuestión de semanas y su aspecto legal es sólo una pequeña parte de la herramienta, es decir, no son herramientas o plataformas propiamente de legaltech.

Las herramientas legaltech, por el contrario, son esencialmente jurídicas, es decir, o bien solucionan un problema jurídico o ayudan a la solución del mismo, o bien ayudan a los agentes jurídicos, como misión principal.

 

Un buen nicho: baja competencia

Por tanto, al tratarse de problemas jurídicos, son los agentes jurídicos los que pueden conocer el problema fundamental, sus implicaciones, sus eventuales soluciones y, todo ello, dentro de un marco jurídico válido. Este es el elemento diferenciador entre una herramienta en un sector por todos conocido, y una herramienta en el sector legal (conocido por abogados, jueces, notarios, procuradores, etcétera).

El único problema que tiene un abogado- y es lo que le diferencia de un programador- es que no puede (porque no sabe) ejecutar la solución pues no sabe programar.

Además, en ocasiones, el abogado tampoco sabe cómo visualizar correctamente la herramienta: el flujograma. Se trata de diseñar las pantallas que verán los usuarios y/o administradores. A veces, esta parte es la más importante pues, como ocurre con la comida, el uso de la herramienta entra por los ojos.

¡Y así es como funciona un proceso integral de legaltech!

En Cysae desarrollamos proyectos propios, pero también desarrollamos proyectos para personas que hayan realizado las primeras fases del proceso (1) análisis de un área jurídica, 2) detección de fallos y 3) visualizado soluciones) y quieran ejecutar dicho proyecto.

 

Si te encuentras en esta última situación, danos un toque.